La Danza de los Dioses
Guión escrito por:
Marcia D.
Slaymen Bonilla
Ext. Wiricuta - Noche
Al centro del Wirikuta una fogata.
Un Wirarika avanza danzando y cantando por el camino-espiral formado de piedras. Sus hermanos Wirarikas lo esperan
en el centro del Wirikuta.
Con un ramo hecho de plumas y
flores riega el camino con agua y maíz. Purifica el lugar. En la otra mano tiene una vela
encendida.
Al llegar al centro del Wirikuta
señala los cuatro puntos cardinales con la pluma. Deja la vela al centro junto con
las ofrendas que ya estaban. Se levanta ve a sus hermanos y
sonríe.
Canta más fuerte.
Cierra los ojos.
Oscuro
El canto del wirarika se mezcla
con el leve sonido de tambores.
Ext. Zócalo - Día
Se escuchan los tambores y
cascabeles a mayor volumen.
En la explanada que está a un
costado del Templo Mayor y de la Catedral Wirarika aparece como un danzante.
Danza al ritmo de los tambores. Gira y gira. Se agacha y se levanta con salvaje
agilidad. Lo rodea el humo del incienso.
Comienzan a escucharse gritos
festejando la danza.
2. Hay un grupo de danzantes bastante
nutrido. Hay viejos con cabellos canosos y largos, mujeres voluptuosas y niños. Un cuadro de flores adorna el
centro.
La danza se apresura al ritmo de
tambores y conchas.
Un caracol se escucha al fondo.
Todos los danzantes giran 180° de
izquierda a derecha. Sus cabellos largos cortan el aire.
El sondio de las conchas en los pies del danzante llena el ambiente
Ext. Wiricuta - Noche
Sonido de tambores y conchas
El wirarika está danzando
frenéticamente en el círculo principal del Wiricuta. A su lado hay mujeres, niños y
otros hombres bailando.
Las mujeres y los niños aplauden
mientras los hombres bailan.
Silencio
Un viejo Marakame se va acercando a ellos, sostiene una cabeza curtida de venado en las manos. Su
postura es digna y su rostro serio y sereno. Está vestido con ropas
tradicionales y elegantes.
Al llegar al centro de Wiricuta,
se arodilla y deposita la cabeza de venado, comienza a hacer una oración en
wirarika.
El rostro de los presentes es
expectante. El hombre reza. Con un leve gesto
de las manos indica a los hombres que sigan bailando.
Estos bailan, girando
sobre su eje y sobre el de Wirikuta.
Sonido de maquinas rompiendo piedra
El rostro del wirarika se turba
unos instantes, pero sigue bailando. Sus ojos ven a lo lejos.
Allá en la sierra, unas máquinas
han entrado. Aplastan todo lo que encuentran a su paso.
3. Los hombres siguen bailando. Las
mujeres están asustadas, los niños lloran. El marakae sigue orando.
Las máquinas se van acercando
hasta subir al Wiricuta, se detienen y lentamente perforan la tierra.
Hay máquinas por todos lados.
Perforan y destruyen.
Los hombres siguen bailando,
aumenta el volumen de los cantos.
Wirarika mantiene una mirada desafiante,
el gesto lleno de coraje.
Ext. Zócalo de la Ciudad de
México - Día
Una mirada observa la gran ciudad.
En la esquina el wirarika está bailando. Baila solo.
Le gente pasa sin siquiera verlo.
La Plaza de la Constitución, el Templo Mayor, el Centro Histórico y de la
Ciudad de México.
Fin
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