Maru (fragmento)

MARU

Sentada en la orilla de un puente vehicular, con las piernas colgando ante la gran avenida, esta Ella contemplando el paisaje. Es de noche, hay ruidos lejanos de autos.

ELLA: Mira la noche, otra vez es ocre. Antes eran azules, violetas, verdes, negras y con suerte había alguna con tonos dorados y plateados. Ahora son café con un tono de muerte como el de los árboles secos en los camellones de la avenida, quemados por el humo de los autos. Podría decirse que asesinados, de ese color son las noches y también huelen a muerto, a una muerte un tanto fresca, recién sucedida, el olor exacto de la podredumbre. Así son ahora las noches, con vientos cenizos, sin esperanza, con el drenaje elevado al cielo. Llenas del terror que provoca tener la seguridad de que nada será mejor hoy ni mañana. ¿Cómo vivir así?

Arroja algún desecho al arroyo vehicular


Uno ya no vive Maru, uno solo se mueve, como máquinas estúpidas caminando sobre un par de palancas frías, buscando comida para sobrevivir sin que este acto tenga algún sentido real. Vamos por las calles sin mirar al sol, sin oír los pájaros. Todos están muertos, esos que quedan por ahí entre la basura no son aves, también son máquinas pero chiquitas, con ojos carentes de brillo vital, sin canto. En lugar de un hermoso trino emiten un chillido ronco, pregrabado en su pecho. Son máquinas que nos vigilan. Algo inútil porque no van a despertar, son máquinas fantasmales, somos espectros tristes, sin amor, ya no existen las promesas, la fe se acabó junto con el agua limpia. Se acabó el sentido.

Comentarios

Entradas populares