Oso Rojo

Esta es la historia de un pequeño oso llamado Oso Rojo. Oso Rojo pertenece a una familia de osos Kodiak. Los osos Kodiak tienen una particularidad que los distingue de otros osos, el color de su pelaje es rojo. Pero Oso Rojo era un oso Kodiak blanco.

Cuando Oso Rojo nació, los científicos del mundo vinieron a visitarlo al zoológico y explicaron que su blanco pelaje era consecuencia del cambio en la alimentación por decenas de años en la familia de los Kodiak. Pero esta explicación es un tanto aburrida. Sun, el cuidador de los osos Kodiak venia de una antigua familia de indios Cheyenne. Cuando Oso Rojo nació, Sun dijo que era un elegido, porque Oso Rojo nació una noche en que la Luna no fue blanca, sino roja. Sun dice que la luna cambió su color con el de Oso Rojo para marcarlo como un elegido. Esta explicación es más interesante. Así fue que Sun llamó Oso Rojo a ese pequeño oso que cambió su color con el de la Luna.


Oso Rojo era una estrella en el zoológico, miles vinieron a verlo desde que nació. A él le gustaban los visitantes, pero lo que más le gustaba eran las mañanas y las noches cuando no había público. Amaba los lunes pues el zoológico no abría sus puertas. Porque en esos ratos él podía jugar. Jugaba con sus papás y sus abuelos, también tenía amigos de otras especies: Sun, su amigo humano, Kum, su amiga ardilla, Crak, su amigo cuervo y Tut, su amigo el elefante más viejo del zoológico.

Por las mañanas Oso Rojo tomaba lecciones con Sun sobre el sol, la luna, las estrellas, la tierra, el agua y el corazón. Luego pasaba tiempo con su familia, por las noches, antes de dormir, corría a la cerca divisoria del área de los elefantes y escuchaba, junto con sus amigos, las historias que Tut contaba. Él había sido libre, conocía el desierto y las selvas, había tenido familia y la había perdido. También había visto cosas muy tristes. Tut sabía tantas cosas y lo mejor de todo era que las compartía con los demás. Todos amaban y respetaban a Tut, el viejo elefante.

Una mañana la tierra vibro: 

Pum!

Oso Rojo desconcertado se quedó quieto. Los demás osos corrían por todos lados, su abuelo comenzó a gruñir de forma muy extraña. Todos los animales en el zoológico estaban agitados, pero luego hubo un silencio muy largo. Oso Rojo no sabía que pasaba, pero algo en su interior no andaba bien, sentía su corazón oprimido. Pasó un rato, los cuidadores iban y venían corriendo. De la nada apareció una enorme cosa con ruedas, sobre de ella estaba tendido Tut, el elefante. Su trompa caía un poco de lado y sus grandes orejas cubrían la luz del día. Tras de Tut iban los cuidadores llenos de tristeza. Sun cantaba algo en Cheyenne. Tut había muerto. 

Oso Rojo no sabía qué hacer con la opresión que sentía en su corazón. Vio un árbol y trepó hasta la parte más alta, quería ver a Tut alejarse. Cuando ya no pudo verlo decidió que no bajaría del árbol. No quería ver a nadie, mucho menos visitantes.

El zoológico abrió sus puertas un día tras otro y Oso Rojo no bajaba del árbol. Nadie sabía qué hacer. El abuelo de Oso Rojo lo extrañaba mucho, así que decidió subir a saludarlo y le llevó un regalo: un capullo vacío de mariposa. Cuando Oso Rojo vio a su abuelo se alegró un poco, también lo extrañaba. El abuelo le dio el capullo y le dijo que era mágico, servía para guardar los buenos recuerdos. Oso Rojo guardó en el las historias que Tut le había contado. Sintió un poquito de alivio, cerró sus ojos un instante y al abrirlos descubrió que su mamá, su papá, y abuela, estaban trepados junto a él, y el abuelo, en la cima del árbol. Lo lamieron y abrazaron. Mamá Oso se puso a ordenar un poco las ramas y juntos decidieron que si Oso Rojo se mudaba a la cima del árbol, entonces toda familia se mudaba con él, porque un hogar es donde están los seres a los que amamos. 

Nadie en el zoológico se explicaba el raro comportamiento de los osos Kodiak. Vinieron científicos y expertos, no lo entendían. Sun tampoco lo entendía, pero sabía que no todo se tiene que entender, así que por las mañanas subía a la copa del árbol, hogar de los Kodiak, a dejar un poco comida y jugar con Oso Rojo, el pequeño oso que cambio al zoológico. 



Fin

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