Crónica de caballos revolucionarios

Andaba yo caminando y pum que veo un grupo variopinto de nancas sobre Fray Servando y que mi corazón empieza pum catapum catapum, latía casi al ritmo de la marcha de Zacatecas. Eran un shingo de caballos y yo, han de saber, soy de rancho, enserio de rancho y me emocioné tanto al ver miles de caballos que lloré. 
Me apresuré a su encuentro, los primeros serán los últimos del desfile, Yucatán, los caballos viajaron 53 horas para venir a este evento, los jinetes 23 horas. Fui a saludar, porque así soy, porque así somos la gente del rancho. Hola, cómo están? Cómo se llama? Penélope. Una yegua baya ( los colores en los caballos son únicos), lucía aburrida y con sueño. ¡Montela! Me dijo el jinete, un señor como entre 60 y 70 años, ojo azulado. 

No, yo no monto caballos, yo los abrazo desde acá, como iguales. Bueno, si le gustan agárrela a ver si es cierto que sabe de caballos. No, no sé de caballos, los quiero, me emociona verlos, mi corazón late. Y sí, la agarro, miedo no les tengo, sino respeto, son como el mar. Hola Penélope, le doy a oler mi mano, mi saludo de paz siempre que encuentro a un caballo. Penélope no esperes al tal Odiseo, sigue tu vida. Jajaja es una esposa abnegada, por eso le puse así... Eso ya no existe, ¿verdad Penelope? Oiga sí sabe de caballos... Penélope se acomoda en mi brazo... No sé, pero que gusto conocerte Penélope.. Adiós oiga. Adiós y que les sea leve. 
Y así fui saludando a un montón de caballos de todas clases, los carísimos frizones, los mestizos como yo, los del ejército y la policía, de todos colores, moros rodados, alazanes, azabaches, rocillos, palominos, alazán tostados y mis favoritos, los pintos, los caballos indios como les decía mi tío Benito. 

Estoy enojada porque los tienen acá desde las 2 de la mañana, ya están aburridos, con sed y hambre, los jinetes están aquí porque quieren, o les pagan, en el caso de los jinetes empleados del gobierno, pero los caballos, ¿qué necesidad de tenerlos aquí estresados y aburridos? deberían marchar primero, ¿los soldados qué? Enserio, deberían desfilar primero los caballos, sería lo más digno. Este país hizo sus revoluciones a caballo. 

Los caballos que vienen en el contingente de Chihuahua viajaron tres días en tren, los charros fresas de la ciudad son los menos cansados y hasta cuidadores traen. Los caballos son como dioses del Olimpo, como mino tauros. Yo tengo caballos, y tengo una en el cielo a la que le debo algo. Espero que Clío este bailando allá, junto a la banda que toca la Feria de las Flores mientras mi abuelito ríe a carcajadas y mi abuelita se acomoda el chal. Aunque nací acá, realmente vivía en el campo, en el rancho. Ahora que todo el Centro huele a caballos recuerdo claramente donde conocí la libertad.

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